viernes, 4 de junio de 2010

LAS EMPANADAS DE MICAELA

Micaela Rodríguez, es una mujer que en busca de un sustento económico comenzó a vender empanadas hace 10 años en Bolívar, Venezuela. Hoy por hoy Micaela tiene el puesto de empanadas más famosas de su calle y eso se refleja en las ventas que cada día se acrecientan.

A las cuatro y media de la madrugada comienza su día. “Amasar, guisar, freír y cocinar son las cosas que mejor sabe hacer”, así lo expresa su hija, Yurmerys Rodríguez. No se preocupa por descansar mucho, Micaela dice que “ya llegará el descanso eterno”.

Las empanadas son una comida típica venezolana, “están hechas a base de harina de maíz precocido que puede ser blanca o amarilla, mezclada a su vez con sal y agua. Tienen forma de media circunferencia o media luna” y se rellenan de cualquier cosa, las favoritas por la gente son las de queso blanco, carne mechada y pollo mechado. http://es.wikipedia.org/wiki/Empanada

Las ocupaciones del día no son una excusa para estar desarreglada. Micaela se cuida como toda un dama. No tiene un cuerpo perfecto, pero si unas curvas que según confiesa a dejado loco a más de uno. Sus uñas siempre están pintadas de colores brillantes y llamativos para mantener “viva la alegría, porque la vida se trata de ser feliz”.

Sus ojos son marrones claros, su piel morena y mientras está laborando mantiene siempre la indumentaria típica de una vendedora de empanadas. Tiene voz ronca y una sonrisa con la que deslumbra a cada cliente que llega. Es imposible no comprarle, además de que su guiso tiene sazón y sabor.

A personas como Micaela es común conseguirlas en cualquier parte del país. Son mujeres trabajadoras y que sin ninguna especialización profesional han aprendido a cocinar, a preparar comidas exquisitas y buscar la manera de sobrevivir y mantener a una familia.

Son dignas de resaltar porque se han sacrificado. Con esfuerzo y un trabajo humilde muchas de ellas han sacado solas a una familia adelante, son madres y padres a la vez, que con esa ganancia obtenida de la venta de empanadas han formado a sus hijos como profesionales, porque la figura paterna nunca estuvo presente.

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